la profundidad intelectual infinita,
la belleza rebelde de la conexión cierta e inesperada.
Llegamos a ellas por el músculo de la razón
por el nervio de la curiosidad insaciable,
por el hambre de belleza estructural.
Las matemáticas nos poseen
nos desfloran como un amante urgido
nos corroen como un feroz mal de Ébola,
nos consumen como una pasión no correspondida...
Las matemáticas son las mariposas bordadas en un abanico de fondo rojo bermellón.
Un giro de cabeza imprevisto nos hizo parecer verlas aletear con coquetería. Solo en ese momento y no en otro, los reflejos iridiscentes levantaron la tapa de nuestros sesos y vimos girar su mecanismo frenético y misterioso.
Un giro de cabeza imprevisto nos hizo parecer verlas aletear con coquetería. Solo en ese momento y no en otro, los reflejos iridiscentes levantaron la tapa de nuestros sesos y vimos girar su mecanismo frenético y misterioso.
Pero para cuando parpadeamos y sacudimos la cabeza de nuevo-incrédulos- quizás aún confiados en que la tapa segiría abierta solo vimos mariposas hiératicas, glaciales, casi desafiantes ancladas de nuevo en el mar rojo bermellón del abanico...
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