sábado, 1 de enero de 2011

Espiral






El mundo avanza en círculos, me dicen,
o es más bien que se mueve en espiral
y por tanto no avanza, se concentra
o se dispersa interminablemente,
sin un fin ni un principio, sin objeto
y sin sentido, sin porqué ni adónde.
La vida, entonces, vuelve a reencontrarse
con lo que fue su origen, su semilla,
la medida de todos sus fracasos,
el hueco donde caben nuestros miedos
y al que se ajustan nuestras esperanzas.
Y dando por supuesto que las cosas
sean así, tan crudas y tan frágiles,
dime qué hacemos tú y yo aquí parados,
soportando el embate de la nada,
el azote que nunca merecimos
o ese dardo llamado indiferencia
o mala suerte o época difícil.
Dime, aunque tengas que mentirme un poco,
que no estamos perdidos, que aún hay grietas
por las que puede entrar algún consuelo,
que esto no es otro de esos callejones
sin salida y sin luz donde espantarnos,
donde perder la fe y ganar el llanto.
Convénceme, prométeme la vida.



Amalia Bautista
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1 comentario:

Miguel Cobo dijo...

Todas las preguntas existenciales de Amalia Bautista llevan implícita su respuesta, a modo de exhorto. Digámosle que sí, prometámosle la vida, porque así nos la prometeremos a nosotros mismos, mientras nos dejamos arrastrar por esta espiral vertiginosa que nos devolverá a nuestro origen: la nada. Recuerda, efecto Coriolis.

Feliz año, amiga. Con un poco de suerte su círculo será mejor.